martes, 1 de marzo de 2011

Jervis Bay

El fin de semana lo hemos pasado en Jervis Bay. Algo que llevabamos tiempo planeando pero nunca encontrábamos el momento, y eso que está bastante cerca de Sydney, como a unas 3 horas, que aquí eso es a tiro de piedra...
Y el lugar merece la pena ir. Es una bahía enorme con muchas playas dentro de ella, todo ello rodeado de un parque natural. Una de esas playas es reconocida por tener de las arenas más blancas del mundo, su nombre es Hyams Beach.
Fuimos con unos amigos y alquilamos un apartamento muy cerca de la costa y el tiempo acompañó durante todo el sábado, terminándolo con una barbacoa en otra playa cercana.
Todo habría sido perfecto si no fuera porque al anochecer, nuestro amigo Fernando se fue a dar una vuelta por la playa para hacer fotos y tropezó con un coral por el camino, cayéndose al agua con su supercámara nueva y arañándose toda la espalda... Cuando lo vimos venir, empapado, pensamos que qué raro que se hubiera metido en el agua todo vestido y luego cuando miramos la cámara y su cara, nos dimos cuenta de que no había sido a propósito... Nos quedamos todos bastante chafados, aunque pareció que él se recuperó del trauma antes que los demás.

Al día siguiente, despertamos con un ruido similar al de un videojuego de matar marcianos, pero no era ningún vecino viciándose, eran pájaros (bristlebirds). Resulta que en la zona hay una especie de pájaros en peligro de extinción que hacen un sonido agudo como si fueran protagonistas de la guerra de las galaxias. La pena que no lo grabáramos, porque era algo bastante peculiar.

Después de recoger la casa para los siguientes huéspedes, fuimos de senderismo. Sí, la limpieza que ofrecían era la nuestra propia, aquí las cosas funcionan distinto, nosotros nos encontramos la nevera medio llena y la bañera llena de arena de la playa...
Anduvimos algo menos de una hora para llegar a una playa solitaria y con la esperanza de ver canguros, pero no hubo suerte, estaban escondidos o no quedaban existencias debido a las barbacoas veraniegas.

Y de vuelta a Sydney, paramos en Kiama, un pueblito costero cuya principal atracción es un agujero en la roca que escupe agua de vez en cuando empujada por la fuerza del mar.

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