A quien madruga, Dios le ayuda, eso dice el refrán, y bien, eso hicimos, levantarnos a las 4 de la mañana para que nos diera tiempo a ver todo lo que el tour había planeado para el segundo día.
El destino era el parque Nacional Uluru-Kata Tjuta, patrimonio de la Humanidad por su riqueza natural y cultural.
La primera parada eran Las Olgas o Kata Tjuta, cuyo significado es "muchas cabezas", siendo un total de 36 cúpulas de tierra y granito, el mismo material del Uluru, a 25 km de distancia.
Los aborigenes de la zona, llamados Anangu, las consideran poderosas y peligrosas, donde sólo los hombres pueden ir.
Se estima una antigüedad de 500 millones de años, y ellos mismos creen que sus antepasados las crearon y su cultura siempre se ha desarrollado en esa zona.
Caminando por la zona, rodeando sus montañas, además de calor y moscas, se siente la magia del lugar, que también encontramos en Uluru. Los colores rojizos, con la vegetación de alrededor y el cielo azul brillante da una gama de colores que deja boquiabierto, y sobre todo en un mirador entre montañas, que nos ha regalado una de las mejores vistas, o la mejor.
Después, pasamos un rato en los alrededores del Uluru, viendo pinturas en las roca, cuevas en las mismas que decían ser escuelas, cocinas, habitaciones...
En la zona realmente te sientes como en la prehistoria y más sabiendo que hay personas viviendo allí cómo se vivía en esa época.
Gracias a que se reconoció el derecho de los aborigenes a seguir viviendo en su tierra, parece haber un acuerdo entre turismo y ellos mismos para preservar el lugar.
Los guías y cuidadores del parque, parecen respetar bastante a los que allí viven, aunque yo puedo decir, que el lugar está tan lleno de turistas que apenas les dejamos tiempo en su "casa", de hecho no vimos a ninguno por el lugar. Solo se les deja tranquilos por la noche, estando prohibido quedarse en la zona.
Para ello, antes de irnos al camping de las afueras del Parque, fuimos a ver el Uluru al anochecer. Los colores de la roca son siempre distintos, depende de cómo le dé el sol.
No tuvimos mucha suerte justo antes de esconderse el sol porque estaba nublado al horizonte, lo mismo nos pasó al amanecer al día siguiente que allí fuimos de nuevo.
Pero aún así, disfrutamos de las vistas.
Y sí, en el desierto hubo nubes y llovió, justo cuando estabamos durmiendo al aire libre, y sin tienda. Al menos había un porche en el que muchos se resguardaron, yo preferí disfrutar de la Naturaleza en este viaje en su totalidad, es que daba mucha pereza salir del saco calentito, ya que la temperatura había bajado por la noche unos 15 grados...
2 comentarios:
Vaya viajecitos os montáis! Qué pena el tema del sol en el Uluru. Aún así, ha tenido que ser la leche.
Pues sí, la verdad es que el Uluru y alrededores son una pasada. Una experiencia totalmente diferente.
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