El otro día fuimos a unas cuevas bastante famosas. Es una de las atracciones de Sydney, o así te lo ofrecen cuando vienes de turismo, pero en realidad están a 3 horas en coche. Y es que en un país tan grande, esto es una excursión de un día, cuando en España sería al menos un viaje de fin de semana.
Lo que no sabíamos es que allí hay más de una cueva por ver, y todas con distintos precios. Así que nos decantamos por la más famosa. Fue una hora y media metidos dentro de la montaña con un monologuista como guía, que no paraba de hacer chistes. Los mismos chistes que contará cada dos horas el pobrecito...
No estuvo mal la visita. Sin embargo yo prefiero los espacios abiertos. Además, no podíamos tocar nada, por "yo no sé qué" del aceite que llevan las estalactitas que puede dañar la escultura natural...bla bla bla.
Vamos que nosotros pensamos que todos los adornos eran de cartón-piedra y no querían que los tocaramos para no darnos cuenta de que todo era un timo... Aún así yo toqué (y es que no hay nada peor que decir a un niño que no haga algo) y estaba más duro, que el pan de la Encarna (como decían en mi barrio).
Bueno, siendo verdadero trabajo de la naturaleza o de la mano del hombre...estaba todo muy bien hecho.
Al menos lo pasamos bien, acabamos en un pueblo pequeño donde la oferta era emborracharse en un festival dedicado al Oktoberfest de Alemania o tomar un chocolatito calentito, y optamos por lo segundo.
A ver qué vais a pensar...que este fin de semana han tocado actividades al aire libre aprovechando las horas de sol y el buen tiempo.
Para finalizar, domingo de playa viendo a la mafia de Sydney surfear.
No hay comentarios:
Publicar un comentario