30 primaveras

¡Madre mía como pasa el tiempo! 30 añazos me cayeron el pasado viernes. Para celebrar tan importante evento, Vir y yo montamos una fiestecilla en nuestro palacete. Vinieron 15 personas, así que nuestro pequeño estudio parecía el camarote de los hermanos Marx.

La fiesta estuvo bastante bien, comimos, bebimos, charlamos, reímos... sólo nos faltó bailar, pero con el espacio que había, como no nos atreviéramos con el chotis, no había mucho que hacer. Disfrutamos de la compañía multicultural (7 nacionalidades distintas, aquello parecía la ONU, ¡había hasta un australiano!), pero como os podéis imaginar, se echó de menos a la familia y a los amigos.

Ahora lo más importante: ¡los regalos! En general, todos erán más o menos esperados: ropa, botellas de vino, etc. Pero he de reconocer que el regalo de Gary (mi compi del curro) fue una sorpresa total: ¡un kit para hacer mi propia cerveza! (sí McEnzi, esas cosas existen, la pena es que no lo haya de DYC :P). Lo malo es que ahora tenemos que buscarle un hueco dentro de casa, porque es bastante grande, pero si la cerveza es buena valdrá la pena.