Los vinos australianos no son tan famosos como los franceses, italianos o españoles, pero poco a poco se van dando a conocer. Son los cuartos en exportación y hay que decir que algunos son de buena calidad.
El sábado fuimos a Hunter Valley, una región vinícola con más de 120 productores, en la que ya estuvimos una vez de pasada hace un año.
Esta vez, en vez de ir por nuestra cuenta, fuimos con unos amigos en un viaje organizado. Nos llevaron a tres bodegas, de las cuales la primera tenía unos vinos bastante malos, mientras que las otras dos estuvieron bastante mejor.
Lo malo es que en todas ellas, no dejaban mucho tiempo entre una prueba y otra, teniendo poco tiempo para aclarar el vaso y el paladar. Y mucho menos para hacer el ritual de mover, oler y catar. Vamos hombre, que es una cata! No un juego de beber chupitos!! Igual es que querían emborracharnos para que se nos relajara la mente y el bolsillo a la hora de comprar.
Pero no lo consiguieron, porque no compramos nada. Los que distinguimos como buenos, eran muy caros, así que a casa con las manos vacías y los labios morados...
Aún así, pasamos un buen rato, el tiempo estuvo perfecto y nos enteramos de cosas interesantes, como el tema de los corchos en las botellas.
Ya comenté una vez que aquí normalmente las botellas de vino no llevan corcho sino tapón de rosca. Esto es porque no hay muy buena producción de corcho en Australia y no lo importan porque creen que no es necesario. Esto está avalado por distintos sommeliers que dicen no notar la diferencia entre un vino embotellado con corcho y el mismo en tapón de rosca.
Eso sí, los vinos que exportan o venden a los restaurantes, suelen tener corcho, simplemente porque queda mejor.
1 comentario:
Sweet...
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