Buenas acciones

Ya escribió Luisma un post haciendo un guiño a la serie "Me llamo Earl", la que dice: Haz cosas buenas y cosas buenas te sucederán. Eso de vez en cuando se cumple.
En Australia hay 5 millones de voluntarios, lo que se traduce como que 1 de cada 4 personas, dedica su tiempo a actividades no lucrativas, y yo, soy una de ellas.
Me imagino que todas esas personas quieren contribuir a ayudar a una sociedad, donde el gobierno apenas aporta nada, siendo las empresas con sus fondos y las personas, con lo más preciado, su tiempo, las que donen su granito de arena.
Hace 4 meses que dedico algunas de mis horas libres a trabajar en una ONG como voluntaria, haciendo trabajos administrativos e intentando ayudar en lo que surja. Para ser sincera, empecé por tres razones, conseguir experiencia, practicar inglés y de paso seguir con la carrera de voluntaria que empecé en España.
Trabajar de martes a viernes es un lujo, lo que significa tener 3 días de fin de semana. Pero mi elección es trabajar los lunes también aunque sin beneficio monetario, pero sí personal.
El otro día me ofrecieron trabajar más horas en la empresa, a tiempo completo, pero me respetan los lunes así que seguiré teniendo la oportunidad de ir a mi ONG, donde tengo muy buenos momentos al lado de Euna, la koreana contable a la que ayudo, que lleva más de 15 años en Australia y habla 10 veces peor que yo. O Andrew, un hombre que lleva 11 años yendo 3 días por semana de forma voluntaria porque tiene una discapacidad que le impide trabajar. Bueno, en realidad, no le impide, porque hace perfectamente su trabajo de recepcionista. Pero, él prefiere trabajar ahí, aunque no le paguen y seguir tirando con su pequeña pensión.
Andrew es un filósofo, y es muy agradable tener conversaciones con él. Aunque a veces pienses que cambia de tema si avisar, al final, si le dejas terminar, todo el conjunto tiene sentido.
Por ejemplo, un día pasó un coche de policía con su sirena y salió corriendo a ver qué pasaba. Me dijo que de pequeño, solía hacerlo en su casa, cada vez que escuchaba una sirena (como todos los niños).
Me contó que después de los problemas de corazón que le dejaron secuelas de por vida, una vez empezó a intentar retomar su carrera de asuntos sociales, llegó a la ONG a hacer una entrevista. Quería hacer de trabajador social, pero la jefa del centro le propuso ayudar como voluntario en la recepción. Él se fue un poco deprimido a casa, pensando que no tenía ni siquiera oportunidad de voluntario. Y yendo para casa, vio pasar a un montón de coches de bomberos, policía y ambulancias. En ese momento pensó, que cada uno de ellos tenían una habilidad, que los policías no podían curar a los heridos, ni los doctores apagar fuegos, por lo que pensó que a lo mejor su habilidad era la de ser recepcionista, atender a la gente y darles información. Y me dijo: "así que al cabo de 11 años Virginia, me he dado cuenta que cada uno tiene una labor y una habilidad para desempeñarla, y la mia es la de recepcionista".
Así que vuelvo a lo de "haz cosas buenas y cosas buenas te sucederán". No sólo es mi aumento de horas, tareas y sueldo lo bueno que me ha pasado ultimamente, sino que también puedo disfrutar de historias como la que acabo de contar.